Entrada en vigor de la ley de eficiencia energética en automóviles: Desafíos y perspectivas para la industria automotriz

La pregunta sobre el rendimiento de un automóvil adquiere una nueva relevancia a partir del 12 de febrero, ya que entra en vigor la Ley de Eficiencia Energética promulgada en 2021. Esta legislación establece estándares para el parque de vehículos nuevos, con el objetivo de fomentar la adopción de automóviles más eficientes y reducir la dependencia de combustibles fósiles importados, así como mitigar la contaminación local y las emisiones de gases de efecto invernadero.

La implementación de esta normativa se basa en la Resolución Exenta N°5 del Ministerio de Energía, que establece un estándar mínimo de eficiencia energética para vehículos livianos. A partir de 2024, se requiere que el promedio de consumo de gasolina por kilómetro sea de 18.81 litros, una cifra que se reduce progresivamente en los años siguientes.

Para cumplir con estos estándares, los importadores y representantes de marcas deben ofrecer vehículos más eficientes, y el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones supervisará anualmente el cumplimiento de estos requisitos. En caso de incumplimiento, se establecerán multas cuya cuantía aún no está definida con precisión, pero se estima que se aplicará un rango entre 0 y 0.2 UF por cada décima de Km/l por debajo del estándar.

La falta de claridad sobre el monto de las multas ha generado preocupación entre algunos sectores, quienes temen que las grandes empresas opten por pagarlas en lugar de cumplir con los estándares. Sin embargo, desde el Ministerio de Energía se enfatiza que el objetivo principal es mejorar el rendimiento energético del parque vehicular, no recaudar a través de multas.

Sebastian Galarza, Director Ejecutivo del Centro Movilidad Sostenible, advierte que el incumplimiento sería una mala señal, pero confía en que la industria automotriz se esfuerce por cumplir con la normativa. De hecho, la experiencia internacional sugiere que la implementación de estándares conduce a mejoras significativas en el rendimiento promedio de los vehículos.

En cuanto al posible aumento de precios de los vehículos más eficientes, el Ministerio de Energía destaca que si bien pueden ser más costosos inicialmente, a largo plazo generan ahorros económicos debido a un menor consumo de energía. Este modelo se asemeja al caso de las ampolletas LED, que, a pesar de su precio inicial más elevado, resultan en beneficios económicos, energéticos y medioambientales a largo plazo.

Es importante destacar que Chile y otros países latinoamericanos tienen un retraso significativo en eficiencia energética vehicular en comparación con naciones desarrolladas. Este rezago se debe a la falta de tecnologías más limpias en el mercado y a una preferencia por vehículos más grandes. Sin embargo, la implementación de la ley de eficiencia energética representa un paso crucial hacia un parque automotor más eficiente y sostenible a largo plazo, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático y la reducción de la contaminación ambiental.

A medida que la industria automotriz se adapta a los nuevos estándares de eficiencia energética, surgen interrogantes sobre el impacto económico y social de estas medidas. Los consumidores podrían enfrentarse a una oferta inicial de vehículos más costosos, lo que plantea la cuestión de si estos costos adicionales se traducirán en ahorros significativos a lo largo de la vida útil del vehículo.

Desde el Ministerio de Energía, se enfatiza que la inversión en vehículos más eficientes es una apuesta a largo plazo que no solo beneficia a los consumidores en términos de ahorro de combustible, sino que también contribuye a la reducción de la huella de carbono y al cumplimiento de los compromisos ambientales internacionales.

En cuanto a la industria automotriz, se espera que las empresas inviertan en investigación y desarrollo para mejorar la eficiencia de sus vehículos y cumplir con los estándares establecidos. Esto podría traducirse en una mayor oferta de vehículos híbridos y eléctricos, así como en la adopción de tecnologías más avanzadas en los modelos convencionales.

Sin embargo, persisten preocupaciones sobre la capacidad de las empresas para cumplir con los estándares y el posible impacto en los precios de los vehículos. La falta de claridad sobre el monto de las multas también genera incertidumbre entre los importadores y representantes de marcas, quienes podrían verse tentados a optar por pagar las multas en lugar de invertir en la mejora de la eficiencia de sus vehículos.

En resumen, la entrada en vigor de la Ley de Eficiencia Energética en Automóviles marca un hito importante en los esfuerzos de Chile por promover la sostenibilidad y reducir su dependencia de los combustibles fósiles. Sin embargo, aún quedan desafíos por superar y preguntas por responder en cuanto al impacto económico y social de estas medidas. La colaboración entre el gobierno, la industria y la sociedad civil será fundamental para garantizar el éxito de esta iniciativa y alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible a largo plazo.