Los destinos de los automóviles que circulan en Chile: Una travesía por los continentes

Identificar el país de origen de los vehículos que circulan por las calles chilenas ha pasado de ser una tarea relativamente sencilla a un desafío considerable en los últimos años. La industria automotriz ha experimentado una serie de transformaciones significativas que han alterado la forma en que los fabricantes operan y distribuyen sus productos para mantenerse competitivos en un mercado global cada vez más complejo y saturado. Desde avances tecnológicos hasta mejoras en seguridad, los cambios han sido notables, lo que refleja la evolución constante de este sector.

La globalización ha desempeñado un papel fundamental en esta evolución, facilitando alianzas entre fabricantes, el intercambio de plataformas y la distribución de la producción en diferentes regiones del mundo para reducir costos y aumentar la eficiencia. Como resultado, identificar el país de origen de un vehículo se ha vuelto más complicado, incluso para los consumidores más informados.
En el caso de Chile, la diversidad de la oferta de vehículos se debe en gran medida a los tratados de libre comercio (TLC) establecidos con numerosos países en todo el mundo. Estos acuerdos permiten que las marcas importen una amplia variedad de modelos a costos más bajos en comparación con otros mercados. Por ejemplo, en Colombia, los vehículos que no están cubiertos por acuerdos comerciales similares están sujetos a un impuesto del 35%.

Esta extensa red de TLC otorga a Chile una ventaja competitiva, permitiendo la importación de vehículos desde una amplia gama de países. Contrariamente a la percepción común, marcas estadounidenses como Chevrolet no importan exclusivamente desde Estados Unidos, al igual que marcas premium como Volvo o BMW no se limitan a sus instalaciones en Suecia o Alemania.

Según informes de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (Anac), China es el principal país de origen de los vehículos importados, representando el 35.4% de las ventas totales en 2023, aunque esta cifra experimentó una ligera disminución con respecto al año anterior. Otros países destacados incluyen India, Japón, Brasil, Corea del Sur, Francia, Argentina y México, entre otros.
Sin embargo, la diversificación del mercado chileno va más allá de estos orígenes «tradicionales». Además de los mencionados, Chile importa vehículos desde cuatro continentes, lo que subraya la gran competitividad y diversidad del mercado local.

Entre los países europeos que contribuyen al mercado chileno se encuentran Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Suecia, España, Rusia, República Checa, Polonia, Rumania, Turquía, Austria y Hungría. Asia también desempeña un papel importante, con países como Tailandia, India, Japón, Corea del Sur e Indonesia contribuyendo al mercado chileno con una variedad de modelos.
Incluso África tiene su representación, con vehículos como el Renault Express proveniente de ese continente. En América, Brasil lidera como el principal país de origen, seguido de México y Estados Unidos. En Sudamérica, Brasil y Argentina son los principales proveedores, con Uruguay sumándose recientemente a la lista.

La complejidad y la diversidad de los orígenes de los vehículos vendidos en Chile reflejan la naturaleza globalizada y competitiva de la industria automotriz. Los tratados de libre comercio, junto con la capacidad de producción y distribución global de los fabricantes, han transformado el mercado automotriz chileno en un crisol de vehículos de todas partes del mundo. Este panorama diversificado no solo enriquece el mercado local, sino que también ofrece a los consumidores chilenos una amplia variedad de opciones para elegir en términos de vehículos, características y precios.